El perro de intervención, es un soporte al servicio del profesional, es un estímulo que abre un campo muy amplio para que el usuario se muestre más abierto y motivado y a la vez el profesional pueda trabajar de forma más eficaz, utilizando el perro conjuntamente con otros recursos para llevar a cabo su intervención. Facilitando así la cooperación y implicación del usuario en el proceso terapéutico o educativo.

Los perros que se utilizan en las intervenciones son escogidos mediante una selección específica, son sanos, seguros y están entrenados para poder llevar a cabo este tipo de actividades. Estos animales han de tener una correcta socialización, una adecuada obediencia básica y tener las máximas habilidades para poder enriquecer la planificación de las sesiones. Periódicamente se someten a controles veterinarios y a desparasitaciones externas y internas, para obtener la máxima garantía sanitaria.

Los principales criterios de selección del perro de intervención son: la fiabilidad, la posibilidad de prever el control de la situación, la adecuación y la capacidad de inspirar confianza. El perro de intervención es un animal específicamente entrenado para integrarse dentro de un programa terapéutico o educativo como una herramienta al servicio del profesional.

El perro se convierte en un estímulo multi sensorial capaz de captar la atención y motivación del paciente o del alumno facilitando así su cooperación y implicación en el proceso terapéutico o educativo.